Es al terminar el año cuando muchos somos conscientes de lo rápido que ha pasado. Y es evidente que el tiempo no pasa en balde: haya sido un año bueno o no tan bueno, seguro que nos hemos dejado alguna cosa por el camino. De hecho, cada uno de nosotros vamos perdiendo facultades: se merman gradualmente y perdemos agilidad, velocidad, vista, reflejos, resistencia… Sin embargo, este proceso no tiene la misma velocidad en todos, ya que el deterioro de algunas facultades físicas puede demorarse en algunas personas, o incluso paliarse si seguimos algunas pautas básicas en nuestro estilo de vida:
Pautas para un estilo de vida saludable:
- Practicamos ejercicio con regularidad
- Comemos productos naturales y sanos
- En general, llevamos una vida saludable con buenos hábitos
- Mantenemos un peso adecuado
- Protegemos nuestra piel del sol
Con todo, hay aspectos que siempre escaparán a nuestro control: especialmente los referidos a la carga genética de cada individuo.
La piel: el órgano más extenso de nuestro cuerpo
Uno de los órganos de nuestro cuerpo, el más extenso de todos y el que por tanto más refleja el paso del tiempo, es nuestra piel. Es especialmente delicada, en este sentido, la piel de la cara, el cuello y las manos. Sin embargo, y en la misma línea del deterioro del resto del cuerpo, son muchos los factores intervinientes en lo caduco de esta capa de nuestro cuerpo capaz de dejarnos “al desnudo”.
La edad y el paso del tiempo son fundamentales, sí, pero ¿no conocéis a personas que parece que el tiempo pasa de modo diferente por ellos? Esto hace evidente que en lo que al envejecimiento de la piel se refiere intervienen otros muchos factores, y no son solo genéticos.
Los principales factores del envejecimiento de la piel:
- La sobreexposición solar continuada.
- El tabaquismo.
- El tipo de dieta.
- Factores ambientales.
La evidencia más clara del factor solar es la diferencia de calidad de la piel que se puede percibir en una misma persona, entre su cara, cuello y manos; con una zona que nunca ha estado expuesta y donde es muy excepcional que salgan manchas si no se ha estado expuesto al sol: los glúteos.
Signos de envejecimiento de la piel
Si se está atento a determinados signos relevantes, se podrá detectar cuantos antes el envejecimiento de la piel. ¿Sabes cuáles son los signos más visibles en cada zona?
En la frente
Aparecen líneas de expresión, se acentúan las arrugas como consecuencia del deterioro de la piel y por la pérdida de tono muscular de la misma.
Ojos
El exceso de piel en los párpados reduce aparentemente el tamaño de los ojos (en algunos casos se llega a reducir el campo visual). Además, aparecen las llamadas “patas de gallo”.
Boca
En la zona supralabial salen pequeñas arrugas, refiriéndonos coloquialmente a ellas como “código de barras”.
Cuello
Como sucede igualmente con los párpados, el cuello sufre un leve descolgamiento y se manifiesta la flacidez, lo que supone un aumento de la papada.
Escote
Si bien no es una zona que se “arrugue”, al cabo de los años suelen aparecer manchas o cambios de coloración debido a los años de exposición solar.
Manos
Igual que sucede con el escote, manchas y lentigos aparecen por la sobre exposición solar.
En general
La piel pierde tono y firmeza: lo que se manifiesta en flacidez y descolgamiento en zonas declives como cuello y párpados. Esto supone secundariamente un aumento de las arrugas de expresión. El gesto facial se hace más duro y la cara menos redondeada. Concomitantemente también se puede producir la formación de pequeños vasos sanguíneos superficiales (capilares).
Revertir los signos de envejecimiento de la piel es posible
Estar pendientes de estos signos es importante y se podrán revertir con el tratamiento adecuado, y habrá resultados a cualquier edad. Es importante tener en cuenta que estos tratamientos deben realizarse de la mano de un médico dermatólogo, en épocas en las que la piel no esté bronceada ni vaya a exponerse al sol, así como siempre bajo la supervisión de un especialista y con equipos médicos láser de última generación.